Hay una tendencia en la sociedad latinoamericana sobre el uso del lenguaje inclusivo, pero en esta publicación hablaré sobre cómo los cristianos podemos ponerlo en práctica.
– Ustedes deben congregarse – dijo el predicador. – Si no lees la Biblia no puedes decir que conoces a Dios – exclamó el evangelista. – Las iglesias han sacado a Jesús de las iglesias – escribió el teólogo en su cuenta de Twitter.
Las personas arriba citadas son ficticias, las frases, reales. Las he escuchado y leído por algún tiempo, por mucho tiempo, por demasiado tiempo.
¿Qué veo en esas frases? Exclusión. Es común que el ser humano quiera excluirse de aquello en lo que él se cree superior. ¿De qué otra manera podemos interpretar que cuando se critica algo, uno se excluye?
Me preocupa que, con la creciente hambre por conocer más de la Biblia, algunos hemos adquirido conocimiento, pero nos falta humildad, contradiciendo así, el conocimiento adquirido. Quizás por eso se dice por ahí que el conocimiento es poder, pero el poder sin la humildad se convierte en un arma de destrucción.
Es común ver a un maestro tener paciencia con sus alumnos, pero al pedirle a un alumno que enseñe al resto de la clase, este tiende a enseñorearse. Algo así somos algunos cristianos. Nos enseñoreamos del conocimiento adquirido y cuando tenemos la oportunidad de expresarnos, nos empezamos a excluir de lo malo que creemos ver en otros.
El conocimiento de la Biblia nos debe hacer humildes, nos debe obligar a reconocer nuestra necesidad de Dios. Y si otros dicen o hacen cosas que no están de acuerdo a nuestra manera de ver las cosas, en amor podríamos hablarles.
Me llena de tristeza cuando escucho y leo a algunos criticar a otros cristianos. ¿No será que cuando criticamos es porque pensamos que lo podemos hacer mejor? ¿Será que pasa por nuestra mente que “yo debería estar ahí y lo haría bien”?
¿Será que, si no podemos hablar directamente con quien consideramos errar en la Escritura, quizás no es voluntad de Dios que lo hagamos?
Hay predicadores a los que me cuesta mucho escuchar, porque no logro dominar mi necesidad de rechazar sus enseñanzas, entonces, no los escucho. Lo que enseñen o prediquen, es entre ellos, sus seguidores y Dios.
Con esto no digo que no expongamos lo que creemos que está mal, pero ¿qué tal si nos incluimos en esos enunciados? o ¿es que creemos que ya no podemos ser o hacer lo que criticamos? Usemos el lenguaje inclusivo e incluyámonos en nuestras críticas.
Dajanny Berges 
En nuestra sociedad nos cuesta recibir ese «feedback», no lo buscamos, no porque no lo necesitemos, sino porque creemos que podemos salir sin la ayuda de alguien más ¿Por qué digo esto? Creo que en la mayoría de casos el uso de estas palabras de exclusión llega ‘sin querer’ y como no buscamos «feedback» no nos damos cuenta de lo que estamos haciendo, creemos que está bien y que es normal.
Pero que bueno es poder leer artículos como este que nos generan un feedback y nos llama a tener más cuidado con nuestra forma de comunicar el evangelio.
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Gracias por tus palabras Julio. En mi experiencia, este uso del lenguaje auto excluyente es ya parte de una cultura que, basada en el estudio de la Biblia, ven el yerro en los demás y lo señalan pero sin humildad. Que Dios nos ayude a no tener un mayor concepto de nosotros mismos que el que debamos tener.
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Es importante no creernos mejor que los demás por ser Cristianos, no creernos Santos, ya que estamos en proceso NO LO SOMOS, también debemos tener en cuenta que alguna persona no convertida que es señalada y criticada no va a sentirse cómoda con un cristianó, porque, porque no estamos dando un buen testimonio, un buen ejemplo y por lo tanto esa persona no convertida en vez de acercarse a Dios se va a alejar y va a incorporarse al montón que critica a todo Cristiano, más bien hacer el evangelio con amor y paciencia siempre en oración ya que Dios es el único que puede lograr traerlos al evangelio
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